Por Patricia Guerra
“-Patty, te llama Alfredo Harp por teléfono
-¿Quién? ¿A mí? Según yo sí pagué mi tarjeta de Banamex”
Hace muchos años, tal vez más de veinte, esta servidora recibía su sueldo con cheques de Banamex que solía cobrar en una sucursal de dicho banco que estaba cerca del colegio en el que trabajaba.
Un día usé un formato y buzón que ahí habían con el título “Cartas al director”. Me quejé del mal trato que recibí de una cajera y para mi enorme sorpresa, no más de una semana después, el mismísimo CP Alfredo Harp Helú llamó para ofrecerme disculpas por la experiencia vivida y además se comprometió a que no volvería a pasar.
Sobra decir que me quedé estupefacta. Acababa de recibir una de las lecciones de humildad más significativas de mi vida. Ni la lectura de las obras completas de Peter Drucker, el filósofo de la administración, me enseñó tanto como Don Alfredo en esos breves minutos.
Supongo que Don Alfredo está acostumbrado a las lisonjas y zalamerías propias de quienes pretenden obtener algo de él. Afortunadamente, ese no es el caso de esta servidora, pues la anécdota servirá para reconocer la humildad mostrada por otra persona.
Ser Gerente General de los Diablos Rojos del México es como sacarse la rifa del tigre, se adquieren unas responsabilidades complicadas, además de estar siempre ante la atenta mirada y escrutinio de propios y extraños. Cualquier decisión es cuestionada y ahora que hay redes sociales, la cosa se magnifica.
Quienes conocen y han leído a esta servidora en los últimos seis años, saben que cuando veo algo mal, no doy tregua al funcionario de la organización Diablos Rojos del México responsable, sea quien sea y ello me ha generado algún conflicto, por llamarle eufemísticamente al veto, pero también digo sin empachos lo que veo bien.
Hoy dedico estas líneas al Dr. Othón Díaz Valenzuela, quien ayer atendió una queja, digamos de rutina, que se publicó en el grupo de Facebook “Afición Escarlata – Béisbol y Diablos”. Lo hizo personalmente y además con gran humildad.
Le aseguro, Dr. Díaz, que su trabajo no será fácil, pero desde ahora me ofrezco a expresarle mis ideas respetuosamente y con la mejor de las intenciones para contribuir, aunque sea un poco, a que la organización de Diablos Rojos del México llegue al nivel de calidad que merecen sus fieles aficionados.
Hoy la columna no trató del aspecto deportivo, que por cierto anda dando tumbos en los standings, pero así es el béisbol. Como decía Philip K. Wrigley: “Es (el béisbol) demasiado negocio para ser solamente un deporte y demasiado deporte para ser solamente un negocio”.
Quejas, sugerencias y lisonjas a @afi_escarlata
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