Por Patricia Guerra
La nonagenaria Liga Mexicana de Béisbol (LMB) ha tenido altos y bajos históricos. Uno de sus mejores momentos fue cuando en los años 40 del siglo XX, el veracruzano Jorge Pasquel llenó de estrellas de la talla de Satchel Paige, Roy Campanella, Martín Dihigo, Bill Wright, entre otros muchos, a sus Azules de Veracruz y a la Liga. Fue una época de oro en la que el nivel del beisbol mexicano era casi de grandes ligas.
Sin embargo, así como hubo gloria, también se sufrieron cismas. Uno de los más significativos fue el de la crisis de la ANABE en 1980. En ese entonces los peloteros no tenían IMSS, prestaciones, día de descanso obligatorio, reparto de utilidades, además de sufrir malos tratos, por lo que algunos se declararon en huelga y terminó abruptamente la temporada, pero ¿sabe qué? En 2017, treinta y siete años después, los jugadores de la LMB siguen sin disfrutar los derechos y prerrogativas laborales establecidos en la Ley Federal del Trabajo. Nada ha cambiado.
Después de la ANABE, los cacicazgos de algunos directivos tomaron más poder que nunca. El pelotero sufrió entonces peores tratos y reglas verdaderamente crueles, como las “listas de reserva” que impiden que un jugador se contrate con otro equipo mientras permanece inactivo y generalmente sin sueldo, no solamente por lesiones, también se incluye a peloteros a quienes se quiere disciplinar. El caso del cátcher de Diablos, Iván Villaescusa, cuyo nombre traía la maldición de la ANABE y quien se negó, con toda dignidad, a tirar sus arreos de cátcher para convertirse en primera base, es un ejemplo doloroso, sobre todo por tratarse de un pelotero de grandes facultades.
Recientemente, el grupo de dueños de la Asociación Civil llamada Asociación de Equipos Profesionales de Béisbol de la Liga Mexicana, tuvo otro momento de crisis debido a la necedad y sobre todo ignorancia de quienes desconocen (o fingen desconocer) el artículo 30 constitucional, en el que se establece cómo se adquiere la nacionalidad mexicana por nacimiento.
A) Son mexicanos por nacimiento:
II. Los que nazcan en el extranjero, hijos de padres mexicanos nacidos en territorio nacional, de padre mexicano nacido en territorio nacional, o de madre mexicana nacida en territorio nacional;
III. Los que nazcan en el extranjero, hijos de padres mexicanos por naturalización, de padre mexicano por naturalización, o de madre mexicana por naturalización…
Se formaron dos bandos entre los dueños, por un lado los recién llegados, quienes amparados por la Constitución Mexicana, exigían que no se limitara en los rosters de los equipos a los peloteros de doble nacionalidad y por el otro, los dueños añejos, quienes incurriendo en actitudes discriminatorias se negaban a que los “pochos”, como ellos los llaman peyorativamente, le “quitaran” trabajo a los mexicanos, como si los de doble nacionalidad no lo fueran también.
El entuerto lo dirimió la MiLB, así de penoso el asunto. Los gringos tuvieron que decirnos que cumplamos con nuestras propias leyes. Así como también intervinieron, esta vez la MLB, para que la novedosa idea de hacer dos temporadas de verano no afectara el calendario de la liga de invierno. Así, como niños chiquitos.
Tras la renuncia de Plinio Escalante, el grupo de los nuevos dueños propuso a un nuevo Presidente de la liga, alguien con amplia experiencia en marketing… de futbol soccer. Lo primero que hizo Javier Salinas fue autonombrarse CEO (Chief Executive Officer), así bien moderno, como si no pudiera usar una traducción apropiada y menos pretenciosa, por no decirle wannabe.
Después, y no tengo idea de cómo convenció a la Asamblea de Dueños, propuso que se jugaran dos temporadas: una de marzo a junio y otra de julio a octubre y así, de un plumazo destruyó parte de lo más íntimo del beisbol, sus estadísticas. Suponga usted que un pelotero en la liga aspira a romper el récord de más bases robadas en una temporada, que pertenece a Mike Cole (100), pero con solamente 57 juegos por temporada ¿Cómo?
Estos detalles tienen a la prensa especializada (la que no tiene miedo de expresar su opinión por aquello de los vetos) con los pelos de punta porque en lugar de entrarle a los temas de fondo, como por ejemplo las relaciones laborales de los peloteros, los documentos oficiales falsos de jugadores extranjeros, los sobornos a scouts de MLB, las multipropiedades, las transas de prospectos que pasan mágicamente de un equipo a otro, etc., mejor se hace como que no ve.
Lo importante es la forma (anglicismos intencionales), que hagamos banners para los millennials, que los Community Managers sean súper cool, que el CEO consiga partnership deals, que las marcas de los sponsors aparezcan por todos lados, que hagamos summits de innovación para descubrir el black thread de cómo hacer que los fans tengan lealtad. Parece que Salinas nos está presumiendo sus clases de Harmon Hall y que para él, la forma es fondo.
|