Por Jesús Alberto Rubio
beisrubio@gmail.com
Caray, esta vida que de pronto se nos va de la mano; cuántas horas habían pasado de la evocación que hice de Beto Avila, a cuatro años de su partida física.
Y anoche, me llega un correo del amigo y colega Jorge Ortega Couttolenc, desde el puerto jarocho, dándome la triste noticia del fallecimiento del gran “Guajiro”, Armando Rodríguez.
Hoy en la mañana hablé por teléfono a Veracruz tratando de localizar a Jorge o familiares de Armando, pero no logré ningún contacto; a lo más, un colega me informó que el gran cubano-veracruzano estaba siendo velado en una funeraria ubicada por la calle 20 de Noviembre.
Noticia triste para el béisbol. El sentimiento, en verdad embarga y conmueve a quienes tuvimos la grata oportunidad de conocerlo y tratarlo.
Qué hace, apenas el 2007, en que como si el tiempo no pasara, estrechamos cálido abrazo en la ciudad de Monterrey cuando asistió a la ceremonia de entronización.
Armando, recuerde, fue el primer ampayer cubano y representante de Latinoamérica en arribar a la Gran Carpa (Liga Americana/1974-75) y quien tiene un nicho de oro en los Salones de la Fama del Beisbol Profesional de México, Cuba en Miami, las Series del Caribe y como dice el gran colega Angel Torres: “También lo tendría en Venezuela de existir ahí ese galardón, porque durante 14 años fue el jefe de los ampayers en ese país”, y tiene plena razón.
Con todo respeto y por la confianza que me da la amistad con Jorge Ortega Couttolenc, que siente la partida física del amigo de toda una vida, le comparto su nota informativa publicada en el periódico Notiver de Veracruz donde labora:
Nació en Cuna pero fue veracruzano de corazón
“Cuando faltaban escasos cinco minutos para las siete de la noche en el Hospital de PEMEX, dejó de existir Don Armando Rodríguez Hernández, el ex ampayer que aunque nació en Cuba el 6 de diciembre de 1922 estaba convertido desde hace ya varios años no solo en mexicano, sino en veracruzano.
Luego de muchos meses, ayer su cuerpo no resistió más y debido a una neumonía con focos múltiples, su corazón dejó de latir en la sala de urgencias del Hospital de PEMEX.
De inmediato se conoció la noticia por todos lados...
Armando Rodríguez es sin lugar a dudas una leyenda del ampayeo, pero no tan solo en México, sino en otros países como Cuba, Nicaragua, Venezuela, Panamá, Puerto Rico, República Dominicana, Colombia y desde luego los Estados Unidos, y es que el cubano-veracruzano fue el primer ampayer latino en trabajar en las Grandes Ligas.
Exactamente: se convirtió en el primer ampayer latino en la Gran Carpa en 1974 cuando debutó en la Liga Americana haciendo historia y abriendo el camino hacia otros hombres de azul que más adelante llegarían al mejor beisbol del mundo.
Llegó a AAA en 1966; pasó cuatro temporadas en la Ligas Menores hasta que le llegó la gran oportunidad. Fueron tres años y medio en la Gran Carpa y siete en la AAA.
¡Ampayeó en 84 temporadas!
Con toda una vida dedicada al ampayeo, Armando trabajó durante 42 años, es decir ¡84 temporadas! como árbitro de beisbol y siempre demostró ser el mejor, de gran carácter, porte, elegancia y conocedor de las reglas, hizo que se ganara el aprecio de todos los que estaban en el rey de los deportes.
Fue en 1979 cuando los Rojos del Aguila regresaban a la Liga Mexicana, que tuvimos la oportunidad de conocer a Armando Rodríguez junto con el caballeroso Mario Ariosa; ese año iniciábamos en la reporteada del béisbol y él era en ese entonces vicepresidente del Ave Roja.
Fue pítcher y primera base
Armando dijo alguna ocasión que en los años 30´s jugó beisbol juvenil en Cuba donde fue seleccionado juvenil para un mundial actuando como pitcher y primera base, más tarde vio acción en la pelota amateur cubana al lado de grandes jugadores como Sandalio Consuegra, Angel Fleitas, Limonar Martínez y hasta Lino Donoso.
Debutó como ampayer en el estadio Tropical en 1938 acompañando nada menos que al gran maestro Amado Maestri y así comenzó su gran carrera que culminaría 42 años después, es decir en 1980, estuvo presente en 16 series del Caribe representando a Cuba y a Venezuela. También fue instructor en España y en Italia.
Para Armando Rodríguez, el ampayeo era su vida y decía “gracias a este trabajo pude darle estudios a mis hijos y de comer a mi familia. Si volviera a nacer volvería a ser ampayer”.
Mencionaba entre otras cosas que la nueva generación de ampayers deben estudiar mucho las reglas del beisbol, que tengan una pasión de este deporte y que le pongan mucho producto de gallina.
Sobre los ampayers de hoy, Armando Rodríguez siempre dijo “creo que les falta tener más personalidad, hoy tienen más ventajas que antaño, viajan mejor, comen mejor y duermen mejor".
Armando tenía en Veracruz su casa y no dejaba de hacer mención: “A Veracruz no lo cambio por nada”. Y es que el ex ampayer tuvo en el puerto más de 45 años y formó parte de una generación de amigos como Santos Amaro, Mario Ariosa, Lino Donoso y Beto Avila, de los cuales él fue el último en partir.
Y es que siempre decía, “seguramente allá arriba están incompletos, el juego no puede comenzar porque les falta un ampayer”.
Muchos salones de la fama del beisbol lo reconocieron: en Cuba, Miami, Nueva York, Washington, el Pabellón de las Series del Caribe y desde luego el de Monterrey, cuya placa a partir de 1992 dice sobre él: “La disciplina que imponía en el terreno de juego y la precisión en sus decisiones en el home, bases y jardines le valieron la admiración, respeto y reconocimiento de sus compañeros, directivos, jugadores, cronistas y fanáticos”.
Solo nos queda pedirle a su señora esposa doña Hilda, a sus hijos Armando y Carlos y a sus nietos, resignación.
Se ha ido físicamente pero estamos seguros que siempre estará con ellos.
Descanse en Paz.
Así es: Descanse en paz, Armando Rodríguez, el gran Guajiro del ampayeo universal. |