Juan A. Martínez de Osaba y Goenaga
Hombre de letras y béisbol
Wenceslao Gálvez y Delmonte, jugó como torpedero y jardinero, derecho. Nació en Matanzas, el 20 de enero de 1867, y falleció el 11 de marzo de 1951. Fue un destacado short stop en solo dos campañas. Con el tiempo, resaltaría como cronista y escritor, dejando apuntes esenciales sobre el béisbol. Reconocido como autor del primer libro sobre el béisbol en Cuba.
Fue amigo de notables intelectuales de su época, como Julián del Casal y Bonifacio Byrne, con quien estuvo exiliado en Tampa durante la Guerra del ’95. Gálvez publicó libros y artículos. Participó en dos temporadas con el Almendares. En 1885-1886 (.345, 29-10) y 1887 (.400, 40-16). Total: en 15 desafíos y 69 veces al bate, conectó 26 hits, para average de .377, con 1 doble y 1 triple. Se coronó campeón de bateo en 1885-1886 (.345), y líder en hits (10). También integró el equipo Bacardí Ron, a las órdenes de Eugenio Santa Cruz. Pero fue en el terreno de las letras donde más defendió el juego nacional.
Por si lo anterior fuera poco, Wenceslao Gálvez y Delmonte, el primer historiador del béisbol cubano ya citado anteriormente, que fue un gran torpedero y director, y está consagrado en el Salón de la Fama de la pelota cubana, fue también novelista y periodista. Su libro El baseball en Cuba es quizá la primera historia de este deporte jamás escrita en país alguno…

Está considerado el autor de la primera obra sobre la historia de la pelota cubana, y uno de los primeros del mundo en dedicarse a esa tarea (1889). La tituló El base ball en Cuba. Historia del base ball en la isla de Cuba, sin retratos de los principales jugadores y personas más caracterizadas en el juego citado, ni de ninguna otra. Un libro lleno de anécdotas, datos y otras informaciones en alrededor de cien páginas. En ellas habla, describe hechos, critica con fuerza, aunque haya algunos trances racistas, producto de la época.
Ahí diserta sobre los mejores equipos: Habana BBC, Almendares BBC, el papel de los Estados Unidos en la Isla, del Fe BBC, Matanzas, incluso el Base-Ball en provincias. Desde allá, aparece una crónica sobre Habana y Almendares, de donde surgieron los “eternos rivales”. Quizás, un día, pueda publicarse en el país este libro fundador. Mucho se aprendería, respetando los hechos y las costumbres que se de tres siglos diferentes sobre la esférica (XIX, XX y XXI).
El poeta Julián Del Casal, como crítico literario, valoró el primer libro de Wenceslao Gálvez y Delmonte, en La Discusión. Diario político, 28 de noviembre de 1889, donde demostró un dominio pleno del juego:
El entusiasmo de los jóvenes que se escapan de las aulas para ir a la práctica; las figuras de los jugadores, ya sean del bando azul, ya del bando rojo; las desavenencias entre los partidarios de distintos clubs; el efecto que produce la concurrencia que asiste al espectáculo; las mil peripecias del juego; los gestos y chillidos de las turbas apiñadas en los escaños; los comentarios que se hacen al terminar la fiesta, en las calles, y en los cafés; todo está muy bien presentado en párrafos sencillos, desnudos de galas retóricas y salpicado de chistes originales, porque el autor escribe de prisa, sin rebuscar sus ideas ni peinar su estilo, del mismo modo que el pájaro canta, el astro alumbra y la flor perfuma…

(Tomado de Hombres en juego. El deporte en las letras. Selección Edgar Montiel. Editorial Gente Nueva, La Habana, p. 194).
Delmonte publicó numerosos artículos en varios órganos de prensa, entre ellos «Gotas de ron», en Santa Clara, el 6 de enero de 1908, que aparece en el libro de Raúl Diez Muro Historia del base ball profesional de Cuba, donde aporta valiosos testimonios de la pelota cubana de aquellos tiempos.
Estudió la carrera de leyes en la Universidad de La Habana, oficio que ejerció simultaneando con el de crítico literario; colaboró con la revista El Fígaro y, sobre todo, en periódicos de avales deportivos, esencialmente del béisbol, como El Lanzador.
Wenceslao Gálvez llegó a ocupar puestos de importancia como funcionario gubernamental en la República; también ejerció como fiscal en Santa Clara, Matanzas, Camagüey y Pinar del Río. En 1946 fue electo al Salón de la Fama del Béisbol Cubano.
También su hermano José María fue torpedero. Bateaba y tiraba a la derecha. Uno de los primeros jugadores del país, junto a Wenceslao, con el Almendares BBC, sin buen destaque. A la hora del retiro se convirtió en árbitro.
En síntesis, hemos destacado la obra de un intelectual del béisbol, quien se anticipó a todos y dio una luz a los amantes del que sería Deporte Nacional.
(Con documentación de Roberto González Echevarría, Félix Julio Alfonso López, Martín Socarrás Matos, Juan A. Martínez de Osaba y Goenaga, Norberto Codina, Julián del Casal, Ángel Torres, Peter Bjarkman, y otras fuentes).
Juan A. Martínez de Osaba y Goenaga.
Diciembre de 2020. |