De pie: Marcos Valdez Bugarini, Roberto Cabal, Jesús “Chucho” Castillo, Jesús Torrijos, “Rabanito” Reyes, Manuel Oliveros (mánager), Héctor Leal, Manuel “Ciclón” Echeverría y Zenón Ochoa; abajo, Alberto Romo Chávez, Apolinar Pulido “Polín”, Tirso de Anda, Manuel “Moro” Chávez, Domingo Santana, Tomás Hernández y “Nato” Martínez.
Jesús Alberto Rubio
beisrubio@gmail.com
Zenón Ochoa recordó ayer cuando a sus 25 años de edad formó parte del equipo mexicano que participó en 1938 en los Juegos Centroamericanos y del Caribe celebrados en Panamá.
En ese torneo vieron acción Colombia, Costa Rica, Cuba, que fue el campeón; Jamaica, México Nicaragua, Puerto Rico, Venezuela y Panamá.
México terminó en quinto puesto, pero Zenón logró average de .294 como pítcher y primera base del equipo azteca.
Con el equipo mexicana alineaban Marcos Valdez Bugarini, Roberto Cabal, Jesús “Chucho” Castillo, Jesús Torrijos, “Rabanito” Reyes, Manuel Oliveros (mánager), Héctor Leal, Manuel “Ciclón” Echeverría, el mismo Zenón Ochoa; Alberto Romo Chávez, Apolinar Pulido “Polín”, Tirso de Anda, Manuel “Moro” Chávez, Domingo Santana, Tomás Hernández y “Nato” Martínez.
Sin duda, excelentísimos jugadores de aquella época; de lo mejor, para terminar pronto.
El orgullo de Alvarado había sido parte del equipo campeón de 1935 y 1936 del Agrario dirigido por Salvador Teuffer.
En esos años, con el Agrario-México vio acción en partidos contra el “Fortuna” de Cuba, Springfield de EU y un seleccionado de Estrellas de Ligas Mayores; el 37 contra los Atléticos de Filadelfia que realizaban sus entrenamientos en la ciudad de México.
Romo Chávez ganó ese histórico juego (2-1), con Zenón anotando la del triunfo en un doble robo.
Romo Chávez aceptó cinco hits y ganó en la apertura de la novena con una sorprendente jugada de doble estafa con Zenón llegando quieto al plato para la inolvidable victoria.
A su retorno del centroamericano de Panamá, se incorporó a los Cafeteros de Córdoba, promediando en ese 1938 un excelente .306 y, a la siguiente, volvería a disfrutar un campeonato de la Liga Mexicana ayudando al mánager Lázaro Salazar con porcentaje ofensivo de .298.
En el calor de su hogar, frente a su “Rincón histórico”, también recordó cuando en 1937 firmó contrato con la organización de los Cafés de San Luis, de la Liga Americana:
Cita que jugó con Lafayete, Luissiana, Clase “C”, hasta fines de abril, para luego retornar al Agrario que ese año lo prestó al equipo Tránsito donde concluyó con ¡un excelentísimo .400 de bateo!, por cierto, siendo la primera vez que se publicaron los porcentajes oficiales de la Liga Mexicana.
Otro instante para él inolvidable: Participar en el primer Juego de Estrellas de la Liga Mexicana celebrado en el Parque Delta:
“Eso no lo olvido: fue la tarde del 29 de agosto de 1939 en el Parque Delta “atestado de aficionados y dispuestos a disfrutar el espectáculo y no era para menos, pues por primera en la historia se reunían en un solo encuentro los mejores jugadores del circuito”.
Recuerda que Ernesto Carmona alineó a estrellas de la talla de Marcelino Bauzá, Chet Brewer, Ramón Bragaña, James “Cool Papa” Bell, Angel Castro, Luis “Molinero” Montes de Oca, Lázaro Salazar y él, en el jardín derecho con el equipo de Manuel Oliveros quien mandó a Apolinar Pulido “Polín” al short; “Moro” Chávez, 3B; “Pijini” Bejerano, CF; Santaella, 2B; Correa, LF; Torrijos, 1B; Young, cátcher y los lanzadores Porter, Prieto, Taylor y Juan Guerrero.
También el 38 y 39 con los Cafeteros de Córdoba fue a jugar a Los Angeles, California, para enfrentarse a un combinado de Triple A y de las Ligas Negras.
El 46 con el equipo Monterrey-México vio acción en una serie internacional efectuada en Caracas, enfrentándose a Venezuela, EU y Cuba, donde ganó un partido en labor de relevo.
Incluso, tuvo la oportunidad de jugar con los Misioneros de San Antonio, de la Liga de Texas, buscando dar el salto al béisbol de Ligas Mayores. Ese circuito era Clase “A” y junto a él también probó suerte Alberto Romo Chávez… ¡Cuánta historia alrededor del gran veracruzano, orgullo del hermoso solar de Sotavento!
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