Aarón Arguijo G.
El inicio de la primavera ya está a la vuelta de la esquina, y esa es la señal anual de que los buenos tiempos, los tiempos del béisbol están por venir. Ya están en ebullición los campos de entrenamiento tanto en la liga Mexicana como en las Ligas Mayores, donde ya incluso llevan buen tiempo de estarse celebrando los juegos de exhibición en las ligas de la toronja y del cactus, los cuales se pueden observar a través del grandioso invento llamado MLB.TV, una de las mejores inversiones que he hecho en mi vida (quizá por cosas como esas es que no soy inversionista).
Vaqueros Laguna comienza este sábado con sus juegos de preparación, donde los resultados no son exactamente un parámetro para medir los alcances que pueda tener un equipo dentro de una temporada tan larga como la de los 113 juegos de la pelota mexicana de verano. En estos juegos se realizan cambios al por mayor dentro de la alineación, y es rarísimo que algún pelotero que inició en el line up titular permanezca ahí cuando cae el último out.
Tan raros son esos juegos de pretemporada, que incluso pueden terminar en empate, algo inconcebible durante la temporada regular. ¿De qué o para qué sirven entonces? Para que los managers puedan observar a sus peloteros en diferentes escenarios del juego, para hacerse una idea de lo que pueden aportar en determinada situación ya dentro de un partido que efectivamente vaya a la estadística. Sirve también mucho para que los jugadores puedan tomar ritmo de juego, y además pongan en práctica lo que han trabajado durante los entrenamientos, que suelen ser arduos para quemar la grasa que se acumula durante el tiempo de receso.
El béisbol no es un deporte repetitivo, cada juego, incluso cada lanzamiento es distinto al anterior, pero sí es una actividad en la que la práctica constante ayuda para tener éxito en la ejecución de las jugadas, sin que necesariamente el practicar durante 12 horas seguidas sea garantía de que se va a batear a la perfección o se van a fildear todos los elevados. Es su majestad un deporte milimétrico, y en esos milímetros radica la diferencia entre lograr algo o no lograrlo, milímetros que son incontrolables para el ser humano a una velocidad como la que alcanzan las pelotas lanzadas o bateadas.
Los naranjas darán la bola para abrir hoy el primer juego de exhibición ante los Saraperos al zurdo Scott Maine, pitcher estadounidense que busca hacerse de un lugar no sólo en el roster de los Vaqueros, sino también en su rotación de abridores. Maine lanzó para Lino Rivera durante la temporada invernal con los Indios de Mayagüez dentro de los play offs y la serie final de la Puerto Rico Baseball League, por lo que llegó al campo de entrenamiento naranja con toda la confianza del manager, y prácticamente recomendado por él para los dirigentes.
Hoy sábado debe arribar Juan Miranda al campo de prácticas, pero obviamente no va a jugar probablemente ni en Celaya ni en Moroleón, sedes de los dos primeros juegos para Vaqueros. Así que el line up que podría utilizar el piloto de Laguna es: SS Diego Madero, 2B Oswaldo Morejón, 3B Ángel Berroa, JC Juan Carlos Linares, 1B Francisco Méndez, JI Santiago González, JD José Manuel Orozco, BD Gilberto Galaviz y C Saíd Gutiérrez.
Esto de acuerdo a los planes que tenga Lino para cada uno de sus elementos, pues no harán el viaje los cincuenta que están ya concentrados en el campo de prácticas, sino que habrá dos grupos de peloteros, uno que jugará y el otro se quedará en Jalisco a entrenar. Con el favor del manager celestial, la próxima entrega de esta columna la escribiremos desde la sede de la pretemporada naranja, a donde haremos el viaje junto a una comitiva de colegas periodistas. Envío una felicitación a los peloteros y directivos de la Liga de Veteranos Juan Navarrete, quienes el pasado día 1 celebraron su Juego de Estrellas con gran nivel y en un excelente ambiente familiar, digno del más grandioso de todos los deportes: su majestad el béisbol. Buen fin de semana, y recuerden disfrutar la vida, hasta que caiga el out 27.
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