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RECEPTOR Y LANZADOR..DEBEN SER UN MATRIMONIO FELIZ
El lanzador y el receptor son los dos jugadores que más contacto tienen durante un partido de béisbol y por ende deberán estar lo más relacionados posible. Deben convertirse y ser como un "matrimonio felíz" conociendo todas sus debilidades y convenios entre si.

Cualquier desacuerdo entre uno u otro causará un daño terrible a su novena en el desarrollo de un partido. Un receptor disgustado puede descontrolar a su lanzador, puede no hacer esfuerzo por parar una bola fuera o dentro del plato, perjudicando así a su compañeros de juego, igualmente si no hiciera las asistencias reglamentarias, todo en detrimento del juego.

Hay receptores que tienen defectos para recibir los lanzamientos lo que apareja graves prejuicios a la labor del lanzador. Algunas veces, él no puede conocer estos defectos, bien por que es novato en el arte o por que nadie se ha fijado en este error que es fundamental en la receptoría.

Es el entrenador quien primero a de fijarse en esta clase de error o diferencia, llamarle la atención y luego correjir las supuestas lagunas existentes en las practicas. En algunas ocasiones un lanzador veterano se da cuenta y llama la atención al receptor, pero esto siempre no ocurre así, es la labor del coach o entrenador ver y tomar acción.

Hay receptores que tienen el hábito de halar, reclamar o desvíar los lanzamientos, pero este hábito es peligroso cuando el árbitro se da cuenta de que el receptor acostumbra reclamar o halar la bola lanzada. Lo que ocurre es que todas las bolas dudosas se las decide en su contra.

Las curvas rompen por ciertas esquinas del plato tocando parte o algo de él. Cualquier movimiento imprevisto del receptor puede establecer una duda del árbitro y cantar bola, por un strike o viceversa.

Los lanzadores que tiran a la altura de las rodillas de los bateadores, son bastante efectivos en su rendimiento, pero a veces hay receptores que en el momento de recibirlas se paran o se sientan. Esto motiva así con esta acción la interrupción o la visión del árbitro principal y éste por error involuntario, le canta bola al bateador, siendo strike.

En resumen, amigos lectores, como mencioné antes la relación del receptor con su lanzador debe ser como la de un matrimonio feliz para que entonces la efectividad y el rendimiento sean fructíferos.

 
EDWIN KAKO VAZQUEZ
ESCRITOR E HISTORIADOR
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