Aarón Arguijo G.
Generalmente, los aficionados, periodistas y analistas echamos un vistazo a las estadísticas de los peloteros para catalogar lo que tal o cual jugador “dejó” en un equipo. Cuántos cuadrangulares, carreras impulsadas, hits, ponches, innings lanzados, juegos ganados, bases robadas logró tal pelotero, todo eso se puede saber fácilmente con un vistazo a la hoja de estadísticas y en base a eso se puede establecer un juicio sobre el paso de cierto jugador en alguna organización.
Pero hay peloteros cuyo legado va más allá de las estadísticas, que trascienden los números porque aportan otras cosas a su equipo, incluso en ocasiones aportan al deporte completo; como ejemplo, Babe Ruth, quien significa para el beisbol de las Grandes Ligas mucho más que sus 714 jonrones, o Héctor Espino en México, cuya leyenda se escribió a base de batazos, pero se perpetró con múltiples anécdotas y estadios llenos, a reventar, simplemente por el atractivo de ver al “Superman de Chihuahua”.
Esos son casos de gigantes de la pelota, pero también los hay en muchos otros casos, La Laguna no es la excepción. No muchas personas recuerdan a la perfección los números o estadísticas de jugadores como Antonio Pollorena, Lauro Cervantes, Juan Manuel Palafox, Rommel Canada, los hermanos Félix, Dave Christiansen, Dave Stockstill, pero sí son recordados por su personalidad, por su aporte al Unión Laguna más allá del terreno estadístico. De ese tamaño podríamos considerar a Oswaldo Morejón, el yucateco llegó a la organización naranja en la temporada 2013 y aunque algunos creían que su bateo ya estaba en declive, respondió siendo líder de dobletes de la liga.
Pero más allá de los números que pueda dejar Morejón con Vaqueros, me quedo con lo que significó para el equipo, un líder, un capitán que supo mantener la calma en los momentos de angustia que se viven en todo equipo falto de resultados positivos. Las lesiones fueron una piedra en el zapato para Oswaldo, pero siempre mostró su profesionalismo y trató de jugar contra viento y marea. Se fue a terminar su carrera con los Leones de Yucatán, el equipo de la tierra que lo vio nacer, pero en Torreón seguramente encontrará su segunda casa en las visitas que haga con el uniforme melenudo. Gracias a Oswaldo Morejón por su profesionalismo, por su liderazgo, por ser un pelotero ejemplar y defender con gallardía la franela naranja. Buen fin de semana, y recuerden disfrutar la vida, hasta que caiga el out 27.
aarguijo@elsiglodetorreon.com.mx
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