Aarón Arguijo G.
Ningún pelotero o equipo es más grande que el béisbol en sí mismo, pero sin duda que hay jugadores que trascienden el terreno de juego, los strikes, las bolas, los fildeos y jonrones, para convertirse en auténticas referencias culturales de su época. Eso sucedió con Derek Jeter, el carismático y sumamente talentoso parador en corto de los Yankees de Nueva York, que está viviendo sus últimos días como profesional, en una ilustre y prácticamente intachable carrera de 20 años, todos con el equipo más famoso del planeta, y donde, por ende, está sometido a gran presión mediática día tras día.
En la red social Twitter, un gran crisol de opiniones que a su vez permite observar lo que está discutiendo la población a nivel mundial, fueron muy frecuentes las menciones a Jeter y el adiós de su carrera, al aparecer “hashtags” o tendencias a nivel mundial como #ThankYouDerekJeter, #FarewellCaptain, o simplemente #Re2pect, jugando con la palabra “respect” o “respeto”, y con el número 2, que Jeter llevó en la espalda desde su debut hasta su último día en los Yankees.
Precisamente el respeto fue una de mejores características del capitán número 14 en la historia de los “bombarderos del Bronx”, pues siempre tuvo enorme clase para jugar, para perder y lo más difícil: para ganar. El respeto que sienten los rivales, llámense peloteros, coaches, directivos, hacia Jeter, es quizá la muestra más palpable de la magnitud del atleta del que estamos hablando. Sin esteroides en la “época de los esteroides”, sin escándalos contractuales en la “era de la agencia libre”, sin bullicio fuera del terreno de juego, en una época en la que los medios de comunicación parecen enterarse de absolutamente todo. Así de impoluta ha sido la carrera de quien está colgando los spikes.
En la reciente visita del cronista y recién estrenado escritor, Eduardo Almada a esta comarca lagunera, tuve la oportunidad de sumarme a una mesa de desayuno con laguneros que han visto pelota toda su vida, y donde era este servidor el más joven e inexperto, por mucho más lo segundo que lo primero. La plática, en la que intervenían alrededor de 14 comensales y en la que traté de permanecer callado en pos de aprendizaje, transcurrió en torno a una sola y deliciosa temática: el béisbol (cuál otra iba a ser).
Al haber varios Yankees de cepa, como don Claudio Martínez, surgió la pregunta obligada y tan de moda en crónicas beisboleras: “¿Quiénes son los mejores 10 Yankees de la historia?”, increpó Almada. Por supuesto surgieron nombres de gigantes, y que ciertamente son infaltables en esa lista, como Mickey Mantle, Joe DiMaggio, Lou Gerigh o Yogi Berra, además de por supuesto la inefable presencia de Babe Ruth. Pero me sorprendió el que más de uno puso en la lista a Derek Jeter, incluso en el top 3. Me sorprendió no porque dudara de la gran leyenda de Jeter, sino porque finalmente esas personas han visto a más peloteros, más jugadas, más leyendas, y el que pudiesen considerar al actual capitán Yankee en alturas tan considerables, me llenó de regocijo, porque yo también lo he podido seguir a lo largo de su fructífera carrera que incluye 14 llamados al juego de estrellas.
Sin duda se van a extrañar esos lances de Jeter en el campo corto con los Yankees, pero más se extrañará a ese pelotero respetuoso, con gran clase, que reconocía a su rival y también daba la cara por su equipo en el momento de mayor apremio. Las muestras de deportivismo que dio, nos hacen recordar que el béisbol es un juego de caballeros, y que la cordialidad y el respeto no estarán nunca peleados con el ser competitivo y tener el deseo de ganar. Sin play offs se despide el capitán, unos play offs que pintan ser muy competitivos y de los que hablaremos en la siguiente entrega. Nos vemos en los parques de la Liga Mayor. Buen fin de semana, y recuerden disfrutar la vida, hasta que caiga el out 27.
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