Por Carlos de Luna Sáenz
En nuestro análisis pasado hicimos un viaje por los números del Toro, en esta ocasión daremos un giro a la historia.
Como ya les comenté los años 80, en particular los primeros de la década Fernando sirvió como un catalizador entre la relación de mi padre con migo, compartimos los juegos, me enseñó a anotar correctamente, me pedía los apuntes para que estos le sirvieran a la crónica de "La Afición" , pero sobre todo nos dio una serie de actividades para compartir.
Esa magia de unir familias es lo que logra el beisbol y su naturaleza es por lo que forma gente de bien pues al final de la vida nos enseña a trabajar en equipo y a ser mejores seres humanos y es precisamente esa magia la que logran nombres como Babe Ruth, Lou Gehrig, Joe DiMaggio, Mickey Mantle, Roberto Clemente , Dennis Martínez y un sinnúmero más de peloteros que vuelven una y otra vez a nuestra mente.
Todo esto viene a colasión por que al final el juego de beisbol es más que números y es más que un pitcher lanzando la bola para evitar que sea golpeada, es una actividad que deja tras de sí una rie de ejemplos para las generaciones pro venir, que deja una serie de emociones en los grandes y deja historias irrepetibles a los que están cercanos a este deporte.
El salón de la fama está lleno precisamente de esas historias: Jackie Robinson como ejemplo del jugador que se sobrepone a la condición de un pueblo racista, Roberto Clemente como un humanista singular o Babe Ruth que "construyó el YankeeStadium" a base de batazos.

Fernando Valenzuela hizo lo mismo para la afición latina de los Estados Unidos, en especial los grupos de migrantes mexicanos y los chicanos. Expandió impresionantemente la afición (que a raíz de la huelga de 1980 estaba muerta) en México y dio la esperanza a un país sumido en la peor crisis que se haya recordado en toda la historia moderna del país (la de 1982).
Los juegos de la MLB en México nacieron precisamente a raíz de la estancia de Fernanco Valenzuela en el beisbol de grandes ligas y le permiten continuar hasta hoy en día. El más recordado de esos juegos sin duda es aquel en el Palacio Sultán donde Fernando y Teodoro Higuera pudieron reunirse.

Fernando es, pues no solo la extensión de esos números (que si dan para ser incorporados como ya vimos) si no un ejemplo al apoyo del beisbol fuera de los Estados Unidos de América (particularmente en México)La fernandomanía permitió la distensión racial contra los mexicanos de una manera similar que la hizo Jackie Robinson en su momento, aún cuando no fue el primer pelotero mexicano si fue el que más impacto tuvo dentro y fuera del campo para romper la segregación del mexicano en ese deporte mejorando la relación para todos los peloteros que llegaron posteriormente al campo y para los que compartieron época con él, aunque eso significara que en alguna ocasión el FBI tuvo que intervenoir por una supuesta amenaza de muerte en 1981, el 10 de julio justo un día después de haberse reunido en la Casa Blanca con Ronald Reagan y José López Portillo.

Fernando también es un promotor del beisbol en México y forma parte del Hispanic Heritage Baseball Museum Hall of Fame (Museo del Salón de la Fama de la Herencia Hispana del Béisbol) donde ingresó el 23 de agosto de 2003, y actualmente es dueño de un equipo de la Liga Meicana de Beisbol -y no cualquier equipo-: Los Tigres de Quintana Roo.
Así pues la historia y trayectoria de Fernando Valenzuela ha sido un ejemplo para los promotores y jugadores del beisbol en México, donde la constancia y la lucha ante las adversidades han dado muchos frutos y merecen la pena ser reconocidos con ese galardón, por lo menos a los ojos de quien escribe esta nota.
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